Esta es una de las tartas más ligeras que he comido. Es fácil de preparar, sale una tarta bastante grande (molde desmontable de 23 cm.) y la he probado de dos formas. La preparé el viernes para comerla el sábado que venía mi suegri Piedad a comer. Debe estar toda la noche en la nevera cuajando. El sábado la tomamos tal cual, de la nevera, fresca, y el resultado es delicioso pero, lo que sobró, lo corté en porciones, lo pasé a un tupper procurando que las porciones quedasen separadas entre sí (lo justo para no tocarse) y lo congelé. Resultado, una tarta helada de piña que está increíblemente rica, suave, cremosa y super refrescante.
Os animo a prepararla como broche a una comida con familia o amigos, suelen ser comidas más copiosas y esta tarta es perfecta para tomar postre sin añadir más pesadez al estómago.
Ingredientes:
- 2 latas grandes de piña en su jugo.
- 2 sobres de gelatina de limón.
- 600 ml. de nata para montar.
- Azúcar moreno (opcional).
- Bizcochos de soletilla.