¡¡¡Menudo cambio de tiempo!!! La semana pasada hacía frío pero lucía el sol y, desde la ventana, no parecía invierno pero este fin de semana el sol ha desaparecido y los días se han tornado a grises y ha llegado la lluvia y en algunas zonas la nieve. La verdad es que a mí estos días me encantan, echaba de menos la lluvia y ya era hora de que el aire pudiera limpiarse.

Estos días, además, invitan a platos calentitos, de cuchara, platos que entonan el cuerpo y dejan sensación de bienestar. Hoy os traigo una receta que en casa dejó muy buen sabor de boca y que es posible que incluya en el menú-tupper de la semana que viene.

Ingredientes:

• 400 gr. de alubias blancas (ya cocidas).
• 1 kg. de acelgas.
• 8 almendras.
• 2 dientes de ajo.
• 1 tomate maduro.
• 1 pimiento choricero.
• 2 rebanadas de pan.
• 200 gr. de chorizo.
• Aceite de oliva, cominos, pimentón dulce, vinagre y sal.

Elaboración:

En primer lugar limpiamos bien las acelgas y las troceamos. Pelamos los ajos y los freímos junto con las almendras en un poco de aceite. Reservamos en un mortero.

En ese mismo aceite freímos el chorizo en lonchas.

Añadimos el tomate rallado y rehogamos. Echamos las acelgas y sofreímos todo junto unos minutos.

Agregamos ½ cucharadita de pimentón, removemos y añadimos las alubias y cubrimos con agua. Dejamos al fuego.

Mientras, en el mortero, machacamos los ajos, las almendras, un pellizco de cominos, el pan y un poquito de vinagre. Cuando esté todo bien mezclado lo añadimos a la olla.

Por ultimo echamos la carne del pimiento choricero, mezclamos, y una vez que rompa a hervir probamos, salamos y dejamos hacer 10-15 minutos.

Como veis no es nada complicado prepararlo y el cuerpo agradecerá un plato como este. Nosotros lo tomamos como plato único pero, si lo deseáis, puede ser un primer plato seguido de un pescado a la plancha.

De cualquier forma, este tipo de guisos debe ser recuperado en nuestras cocinas, se puede preparar con antelación y calentar en el momento de servir, de esta forma, los que siempre andamos con prisas no tenemos por qué renunciar a ellos.